La salud financiera es un factor determinante para lograr una vida plena. Aunque normalmente ponemos el foco de atención en la salud física y emocional, tener estabilidad económica permite satisfacer las necesidades básicas, disminuye el estrés y contribuye a alcanzar objetivos vitales importantes para uno mismo. Mejorar la economía requiere perseverancia, planificación y buenos hábitos financieros. En este artículo exploraremos diversas estrategias para mejorar tus finanzas personales, basándonos en recomendaciones y consejos de expertos en la materia.
Cómo tener una buena salud financiera: consejos generales
El primer paso para tener una buena salud financiera es conocer cuál es tu situación económica: qué ingresos tienes, cuáles son tus gastos fijos y si hay alguna deuda pendiente. Lo mejor es elaborar un presupuesto mensual. Puedes hacerlo en una hoja de Excel o descargar una aplicación de finanzas personales para facilitar este proceso, como, por ejemplo, bkswipe que te permite hacer un seguimiento de todas tus cuentas desde una misma plataforma.
Una vez tengas una visión clara de tu situación financiera, prioriza el pago de las deudas e intenta reducir las compras innecesarias, como las suscripciones que no utilizas, los gastos vampiro y los gastos hormiga. En caso de que se trate de un núcleo familiar, valora hacer esta gestión financiera en pareja.
Por último, la clave para tener estabilidad económica es contar con un colchón financiero con el que puedas afrontar cualquier imprevisto e invertir para planificar tu futuro. Disponer de un capital extra te permitirá tomar las riendas de tu economía y decidir qué producto financiero te interesa más: acciones, bonos, bienes raíces o un plan de pensiones. Además, puedes valorar la contratación de un seguro de vida para garantizar que todo ese ahorro pase a tus descendientes o familiares el día de mañana.
El plan de ahorro
No existen fórmulas mágicas, la única manera de conseguir crear un fondo de dinero es a través del ahorro. Separar una parte del salario todos los meses es la forma más eficaz de disfrutar de una buena salud financiera. Hay diferentes estrategias que te pueden ayudar.
Reto de los 30 días para ahorrar
Este método se basa en una progresión matemática sencilla, que consiste en añadir cada día un euro más a la hucha. Así, el primer día introducirás un euro, el segundo dos euros, el tercero tres…, y así sucesivamente hasta alcanzar 465 euros extra todos los meses.
Regla 50-30-20
La regla 50-30-20 es un sistema de ahorro muy popular porque se adapta a cualquier salario y perfil financiero. Esta fórmula divide los ingresos mensuales en tres categorías: necesidades básicas (50 %), caprichos (30 %) y ahorro para el futuro (20 %).
Kakebo
El kakebo, además de una fórmula para ahorrar, es una filosofía de vida que aboga por el minimalismo y la sencillez. De este modo, invita a registrar en un diario nuestros hábitos de consumo para reducir o eliminar los gastos superfluos hasta alcanzar el objetivo de ahorro que nos hayamos propuesto.
Evita los gastos hormiga y vampiro
Los gastos hormiga son desembolsos cotidianos de poco importe, como el café de la mañana, el periódico o los regalos por compromiso, que se van acumulando y pueden tener un impacto importante en el presupuesto mensual. La idea es guardar todos los tiques de compra y comprobar cuáles puedes eliminar de tus hábitos de consumo.
Por su parte, los gastos vampiro son cobros que no detectamos y que poco a poco van desangrando nuestra cuenta corriente. Se trata de actualizaciones de contrato que no se notifican, como las facturas domiciliadas de telefonía, o fugas de energía y averías que no detectamos, como un grifo que gotea o el aislamiento defectuoso de una estancia. Para evitarlos, vigila periódicamente las facturas que te llegan y compáralas con las condiciones establecidas en los contratos correspondientes.
Indicadores clave para tener una salud financiera de acero
Tanto las personas como las empresas necesitan saber, en todo momento, en qué situación financiera se encuentran para tomar decisiones informadas. Hacer periódicamente un chequeo es fundamental para mantener la salud financiera y prever posibles problemas en el futuro. Existen una serie de indicadores que nos pueden ayudar en este análisis: la ratio de endeudamiento, la ratio de solvencia y la ratio de liquidez.
Ratio de endeudamiento
La ratio de endeudamiento es una medida que compara el total de tus deudas con tus ingresos o patrimonio. Este indicador te da una visión clara de cuántos de tus recursos están comprometidos en obligaciones de pago. Si al aplicar la fórmula te sale una ratio alta de endeudamiento, quiere decir que tienes una carga financiera excesiva y un mayor riesgo de presentar dificultades financieras.
Ratio de solvencia
La ratio de solvencia es uno de los indicadores más importantes de la salud financiera. Esta fórmula refleja la capacidad para cumplir con tus obligaciones financieras a largo plazo. El resultado se obtiene dividiendo los activos (ingresos y patrimonio) entre los pasivos, que agrupan todas las deudas y obligaciones de pago.
Ratio de liquidez
La ratio de liquidez es la que indica tu capacidad financiera para afrontar imprevistos. Esta operación mide la capacidad que tienes para hacer frente a las deudas a corto plazo con la liquidez disponible. Una buena ratio de liquidez señala que no necesitas financiación extra ni recurrir a deudas adicionales para hacer frente a tus compromisos de pago.
De la misma manera que cuidamos nuestra salud de manera preventiva, haciendo ejercicio, vigilando la alimentación y desterrando malos hábitos, es importante mantener una estabilidad económica que nos proporcione una vida plena sin estrés. Mejorar tu salud financiera requiere disciplina, planificación y educación. Existen estrategias de ahorro que pueden ayudarte a alcanzar tus metas financieras con facilidad. Recuerda que la clave está en ser constante y evitar los gastos innecesarios. Aunque suponga un esfuerzo en un primer momento, contar con un fondo económico extra te permitirá planificar el futuro y gozar de una calidad de vida superior a largo plazo.