Este término económico volvió a estar de actualidad tras la volatilidad financiera causada por la crisis energética de la guerra de Ucrania y que hizo saltar las alarmas de los economistas sobre una posible estanflación económica en la eurozona. Aunque la coyuntura presente es muy diferente al contexto económico de los años setenta que dio origen a esta expresión, es interesante conocer qué es la estanflación y los riesgos que comporta para tomar mejores decisiones en relación con nuestro dinero e inversiones.
Definición de estanflación
La estanflación es el resultado de dos circunstancias que se dan de manera simultánea en la economía de un país: por un lado, una fuerte subida de los precios y, por otro, un estancamiento de la economía que puede derivar en una recesión económica. En algunas ocasiones, además, la elevada inflación y el bajo, o nulo, crecimiento económico coinciden con que los salarios no crecen o no lo hacen al mismo ritmo que los precios, lo que supone una pérdida de poder adquisitivo para los ciudadanos. El estancamiento que sufre la economía impide que los profesionales recuperen su nivel adquisitivo previo y esto frena a su vez el ahorro y la inversión.
Ejemplos de estanflación
El ministro de finanzas británico Ian McLeon acuñó este término en el año 1965 durante un discurso en la Cámara de los Comunes para referirse a la situación que vivía la economía del Reino Unido en ese momento.
Sin embargo, el ejemplo más representativo de estanflación a nivel internacional fue la crisis del petróleo en la década de los años setenta, provocada por un embargo petrolífero por parte de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) a los territorios occidentales que habían apoyado a Israel durante la Guerra de Yom Kippur, en su lucha contra Siria y Egipto por intereses geopolíticos. Esto provocó que, tras décadas de crecimiento, las economías occidentales entraran en fase de decrecimiento, la inflación se disparara y se agudizaran las brechas socioeconómicas. Se paralizaron las mejoras salariales de las personas ocupadas y se incrementaron las tasas de desempleo. Esto originó una reducción de los ingresos de los ciudadanos, quienes limitaron su consumo privado, provocando, a su vez, un mayor estancamiento económico y una espiral inflacionista. El resultado fue una estanflación de casi una década.
Consecuencias de la estanflación
La estanflación puede llegar a tener efectos muy negativos para un país, ya que conlleva una subida constante de los precios, bajadas del producto interior bruto y, en algunas ocasiones, elevadas tasas de paro. Por lo general, esta circunstancia se da en economías que carecen de dinamismo, o que están en recesión, y en las que, además, los precios siguen subiendo.
Un ejemplo sería el de un país en el que durante años crece su economía, pero llega un momento en el que no tiene capacidad para producir más por el aumento del coste de las materias primas. Al no haber forma de cubrir la demanda, suben los precios. Si los precios suben, los trabajadores presionan para que sus salarios suban en consonancia y no perder poder adquisitivo. Esto puede derivar en que las empresas eleven a su vez los precios para cubrir los costes, lo que aumenta aún más la inflación. Esta combinación de estancamiento e inflación puede ser letal, ya que la falta de confianza económica desmotiva la inversión por parte de las empresas y esto puede conducir a una recesión económica.
¿Cómo evitar la estanflación?
Cuando se produce este escenario la solución es compleja. Por un lado, si se aplican políticas expansivas para estimular el crecimiento, se puede generar más inflación. Por otro, si se fomentan soluciones moderadas con el objetivo de frenar la escalada de precios, podrían prolongarse la recesión y el estancamiento. Algunos expertos señalan que la solución estaría del lado de la oferta, es decir, aumentar la producción de bienes básicos. Asimismo, otra solución sería controlar la inflación con ayudas económicas. Por parte de los ciudadanos, la mejor forma de combatir la estanflación es disponer del ahorro suficiente para afrontar cualquier eventualidad. Por ese motivo, desde bankintercard siempre fomentamos la educación financiera y el desarrollo de hábitos financieros saludables que ayuden a controlar nuestra economía.