Llevar un control de la economía doméstica es esencial para llegar a fin de mes sin apuros y generar el ahorro necesario que nos permita disfrutar de unas merecidas vacaciones, comprar la casa de nuestros sueños o planificar una futura familia.
En el caso de los autónomos o las pequeñas empresas, mantener el control de los gastos fijos y variables ayuda a optimizar los recursos económicos de la organización, aumentando la competitividad y garantizando la sostenibilidad del proyecto empresarial. En esta entrada vamos a conocer los tipos de gastos que existen, a fin de que puedas preparar un plan anual que te permita sacar la máxima rentabilidad de tu dinero.
¿Qué es un gasto?
El principal consejo de los expertos para mejorar las finanzas domésticas es hacer un presupuesto en el que se detalle por escrito todos los ingresos y los gastos. Pero ¿qué es un gasto? ¿Qué tipos de gastos existen?
En el ámbito doméstico, el gasto se produce cuando destinamos recursos económicos para conseguir bienes y servicios que satisfacen nuestras necesidades, como pagar el recibo de la luz, comprar un coche o abonar la factura del dentista.
Por su parte, el Plan General de Contabilidad (PGC) define el gasto de las compañías como un «decremento en el patrimonio neto de la empresa, ya sea en forma de salidas o disminuciones en el valor de los activos». Es decir, una partida que disminuye las ganancias o el beneficio de la empresa y, de este modo, contribuye a aumentar sus pérdidas o deuda.
Tipos de gastos de una empresa
Los gastos de una empresa son necesarios para facilitar las operaciones que nos permiten prestar un servicio de calidad. Además, llevar un control sobre este apartado nos servirá para planificar nuestro negocio correctamente y deducir el pago de impuestos. Por norma general, los pagos empresariales se dividen en dos grandes grupos: fijos y variables.
Gastos fijos de una empresa
Los gastos fijos son aquellos cuya cuantía no varía independientemente de los volúmenes de producción del negocio o su facturación.
- Gastos en alquileres: aquí debemos incluir tanto el pago del inmueble como de aquellos equipos de trabajo que se hayan arrendado.
- Gastos de personal: este apartado engloba tanto las nóminas como los pagos a la seguridad social.
- Gastos de suministros: los servicios básicos también computan como gastos y se pueden desgravar. Ejemplos de gastos de suministro son el combustible, la electricidad, el agua o el teléfono.
Gastos variables de una empresa
Los gastos variables están relacionados directamente con el funcionamiento del negocio, por lo que pueden fluctuar en función del volumen de los productos o servicios de la empresa.
- Gastos en impuestos y tasas: en este apartado se valoran los gastos de IBI, los impuestos de la comunidad autónoma o los estatales, como, por ejemplo, el IVA.
- Gastos en materias primas: este tipo de costes suelen aumentar si se dispara la producción, lo que supone un esfuerzo de inversión por parte de la empresa.
- Gastos en publicidad: las compañías dedican parte del presupuesto anual a acciones de comunicación externa que den a conocer sus productos.
- Gastos en proveedores: en función de la actividad de la empresa, es posible que se necesiten contratar servicios externos, como transporte o colaboradores freelancer.
Tipos de gastos personales
El ahorro es la clave del éxito de la economía familiar, ya que nos permite cumplir con nuestras metas financieras. Conocer en qué partidas invertimos más nos ayuda a gastar mejor para poder sacar el máximo partido a nuestro dinero. El primer paso para conseguirlo es elaborar un presupuesto en el que reflejemos todos los tipos de gastos personales: fijos, variables, superfluos o discrecionales.
Gastos fijos personales
Los gastos fijos son esos desembolsos necesarios que se repiten periódicamente, por lo que se sabe con antelación cuándo hay que pagarlos y qué cantidades se deben abonar.
- Gastos en vivienda: en este apartado incluiríamos los importes destinados al pago del alquiler o la hipoteca, así como los relacionados con la vivienda, como la comunidad o una derrama.
- Gastos en seguros: el precio de los seguros del hogar, de vida o de decesos se suele mantener inalterable a lo largo del año y, muy previsiblemente, de un año para otro.
- Gastos en impuestos: un gasto fijo al año es el del IBI o los pagos a Hacienda por una segunda vivienda o un inmueble que tenemos alquilado.
- Gastos financieros: en esta partida se pueden incluir los pagos mensuales por un préstamo o por el mantenimiento de nuestras cuentas y tarjetas bancarias.
Gastos variables personales
Esta categoría hace referencia también a bienes esenciales, pero cuyas cantidades pueden reducirse o aumentarse según las circunstancias.
- Gastos en suministros: estos importes suelen variar muy poco de un año a otro, por lo que podemos partir de las cifras del año anterior y generar una media para calcular cuánto nos va a suponer al mes el pago de la luz, el gas o el agua. Por otro lado, si tenemos voluntad de ahorrar, con pequeños gestos podemos reducir la factura de estos servicios.
- Cesta de la compra: aunque en este caso los productos son similares siempre, ya que tenemos establecidos unos hábitos alimenticios, esta partida puede variar por causa de la inflación o porque decidamos adquirir productos más económicos de marca blanca.
- Transporte: la inversión en transporte es necesaria, pero puede fluctuar por el precio de los carburantes o porque decidamos recurrir al transporte público o el uso de la bicicleta como alternativa al coche.
Gastos hormiga
Los gastos hormiga son esos pequeños importes que dejamos día a día en productos o servicios de los que podemos prescindir, pero que se han convertido en un hábito. Ejemplos de gastos hormiga son el café diario de media mañana, el tabaco, el uso del taxi, la comida a domicilio o la suscripción a medios de comunicación, plataformas de entretenimiento o gimnasios.
Una manera fácil y accesible de favorecer el ahorro es prescindir de alguno de estos gastos hormiga o, al menos, controlarlos para incurrir en ellos lo menos posible.
Gastos discrecionales
Los gastos discrecionales son aquellos bienes o servicios también prescindibles, pero para los que asignamos mensualmente una partida de nuestros ingresos porque los consideramos, en cierta manera, como de primera necesidad, ya que nos aportan bienestar. Entre ellos cabe destacar la ropa, el calzado, los productos de belleza, las salidas de ocio o cualquier artículo relacionado con una afición.