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Los fondos de inversión: qué son y cómo funcionan


04.04.2024

Escrito por: Bankinter Consumer Finance


¿Tienes ahorros y no sabes qué hacer con ellos? ¿Buscas rentabilizar tu dinero para comprar una casa en unos años? ¿Quieres reunir una cantidad para complementar tu pensión el día de mañana? Los fondos de inversión son uno de los productos estrella en el ámbito de la inversión por su seguridad, transparencia y liquidez. Entre sus principales ventajas está el que se trata de un producto financiero al alcance de cualquier ahorrador. En esta entrada vamos a analizar qué es un fondo de inversión y cómo funciona.

¿Qué es un fondo de inversión?

Los fondos de inversión son IIC, Instituciones de Inversión Colectiva. Es decir, es un instrumento financiero que reúne las aportaciones económicas de un número de personas (denominadas partícipes) con el objetivo de realizar inversiones en determinados activos (renta fija, renta variable, bonos, acciones, etc.) de acuerdo con una estrategia preestablecida. De este modo, cada partícipe es propietario de una parte del patrimonio del fondo, en proporción al valor de sus aportaciones. El resultado de la inversión (aumento o disminución del patrimonio) se atribuye también proporcionalmente a los partícipes.

El objetivo de este vehículo de inversión es lograr las mejores condiciones posibles, inalcanzables en una inversión por cuenta propia. Además, son instrumentos muy seguros, dado que la gestión recae en profesionales que realizan su trabajo bajo controles de riesgo y siguen unas pautas fijadas en la política de inversión del fondo. Por si esto no fuera suficiente, los fondos están supervisados por organismos oficiales, como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que garantizan que se cumplan los factores de transparencia, liquidez y diversificación que exige la ley.

Tipos de fondos de inversión

Una de las cosas que hacen más interesante al fondo común de inversión es que permite al inversor particular invertir en casi cualquier mercado financiero utilizando todo tipo de estrategias. A continuación, te señalamos los principales tipos de fondos de inversión que existen.

Por un lado, debemos distinguir dos categorías:

  • Fondos de inversión mobiliaria: son instituciones de inversión colectiva que invierten en activos financieros.
  • Fondos de inversión inmobiliaria: en este caso, invierten fundamentalmente en inmuebles para su explotación como alquiler.

A su vez, los fondos de inversión mobiliaria se dividen en los siguientes tipos:

  • Fondos de inversión de renta fija: invierten en activos de renta fija (bonos o activos del tesoro). Tanto la rentabilidad como el riesgo es inferior a los de renta variable.
  • Fondos de inversión de renta variable: invierten en el mercado de valores (en acciones) para que su inversión crezca con el tiempo. Su rentabilidad y riesgo suele ser mayor que en el caso anterior.
  • Fondos de inversión de renta mixta: invierten tanto en activos de renta fija como de renta variable, que varían en porcentaje según la estrategia seguida por la entidad gestora.

Funcionamiento de un fondo de inversión

Antes de profundizar en el funcionamiento de un fondo de inversión, es importante repasar las partes que componen este interesante instrumento financiero. Así, el fondo común de inversión consta de los siguientes elementos:

  • Los partícipes del fondo: son las personas que invierten su dinero, a través de aportaciones, con el objetivo de conseguir un rendimiento de capital.
  • La sociedad gestora: el fondo de inversión carece de personalidad jurídica, por lo que se relaciona con el entorno a través de una sociedad gestora encargada de administrar el capital. La gestión recae en profesionales cualificados encargados de invertir en distintos activos financieros.
  • La entidad depositaria: es la encargada de custodiar y vigilar el patrimonio (valores y activos financieros). Asume ciertas funciones de control sobre la entidad gestora en beneficio de los partícipes y puede ser de distinta naturaleza, como, por ejemplo, una caja de ahorros.

El funcionamiento de un fondo de inversión es muy sencillo, el usuario tan solo tiene que estudiar cuáles son sus metas, cuál es su tolerancia al riesgo y donde fija su horizonte de inversión, es decir, el plazo en el que quiere obtener el retorno del capital. Una vez tengamos esto definido, el funcionamiento es muy sencillo:

  1. Elegir el fondo o contactar con un asesor financiero que le ayude a elegir el más adecuado a su perfil inversor.
  2. El precio de las participaciones de un fondo, o valor liquidativo, se obtiene al dividir el patrimonio del fondo entre el número de participaciones en circulación en cada momento.
  3. Cualquier inversor puede comprar o vender sus participaciones en cualquier momento. A la acción de comprar participaciones se le denomina «suscribir» y a la de vender «reembolsar».
  4. El cambio de fondos se llama «traspaso» y está exento de tributación.
  5. El inversor solo tributa cuando se le reembolsen las participaciones y obtenga beneficio.

Por otro lado, tanto el tipo de activos en los que se invierte (política de inversión) como el resto de las características del fondo (comisiones, posibilidad de sacar los fondos, riesgo que se asume, horizonte temporal) están recogidos en un folleto informativo denominado DFI (Datos Fundamentales para el Inversor). Este documento se analiza y registra por la Comisión Nacional del Mercado de Valores en el momento de la creación del fondo.

Fiscalidad de los fondos de inversión

Una de las grandes ventajas de los fondos de inversión es su fiscalidad. Como veíamos en el apartado anterior, el partícipe de un fondo de inversión solo tributará cuando reembolse las participaciones. En ese momento, se genera un rendimiento que se considera ganancia o pérdida patrimonial y que deberá incluirse en la base imponible del ahorro en el IRPF.

Además, el traspaso entre fondos está exento de tributación. La única condición es que el fondo de origen y el de destino sean comunitarios y estén registrados en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Finalmente, también se pueden deducir los gastos asociados a la suscripción y al reembolso de participaciones.