Los superalimentos han ganado popularidad en los últimos años debido a los numerosos beneficios que su consumo puede suponer para la salud. Pero ¿de verdad tienen tantas virtudes como se les adjudican o es poco más que una moda pasajera? Sea cual sea nuestra postura con respecto a ellos, lo cierto es que existen alimentos que gozan de reconocimiento universal por sus completísimos perfiles nutricionales. A continuación, te contamos qué son los superalimentos, por qué deberías tenerlos en cuenta en tu dieta y algunos ejemplos destacados.
¿Qué es un superalimento?
Aunque no hay una definición científica estricta o un listado específico de superalimentos que cuente con el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los superalimentos pueden definirse como aquellos alimentos que destacan por poseer una variedad excepcional de nutrientes, como antioxidantes, vitaminas, minerales, aminoácidos, enzimas o ácidos grasos (como omega 3, 6 y 9). Entre sus potenciales beneficios, destacan la mejora del sistema inmunitario, la reducción del riesgo de enfermedades crónicas y, en resumen, su capacidad de promover el bienestar general de quienes los consume.
La lista de superalimentos podría ser tan larga como quisiéramos, pues hay numerosos productos con multitud de propiedades beneficiosas para el organismo. Sin embargo, se suelen incluir en esta categoría aquellos que, si bien son de consumo habitual en ciertas regiones geográficas y culturas, no están tan implantados en los mercados donde pasan a considerarse alimentos estrella, dejando de lado otros con propiedades tan favorables o más que las de aquellos. Por eso, es fundamental conocer también qué nos aportan los alimentos más comunes y accesibles en nuestro entorno, pues, en muchos casos, pueden ofrecernos los mismos beneficios que otros que vienen de mucho más lejos y, en consecuencia, obtendríamos de ellos propiedades similares con mucha menos huella ecológica.
Superalimentos: un beneficio para tu dieta
Algunos de los considerados como superalimentos cuentan con perfiles nutricionales muy completos o en los que destaca un elevado aporte de ciertos nutrientes, como, por ejemplo, los antioxidantes, que protegen las células del daño causado por los radicales libres (unas moléculas que pueden contribuir al deterioro general del organismo y al desarrollo de enfermedades crónicas como ciertas afecciones cardiovasculares, el cáncer o el alzhéimer). Lo mismo sucede con los ácidos grasos esenciales, que protegen la salud cardiovascular, o ciertas vitaminas y minerales, que pueden fortalecer el sistema inmunitario y hacerlo más eficiente a la hora de combatir infecciones.
De todos modos, es fundamental tener en cuenta que el consumo de estos superalimentos debe formar parte de una dieta equilibrada y variada, que a su vez se acompañe de un conjunto de hábitos saludables, pues por sí solos no pueden compensar los excesos y las carencias del resto de nuestra rutina.
Aceite de oliva virgen extra
Conocido como «el oro verde», es la grasa tradicionalmente más consumida en la dieta mediterránea y no solo destaca por su versatilidad y delicioso sabor, sino también por sus beneficios para la salud. Es una excelente fuente de ácidos grasos monoinsaturados, especialmente ácido oleico, que se asocia con la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas. Además, contiene antioxidantes como la vitamina E y los polifenoles, que pueden proteger el cuerpo contra la inflamación y el estrés oxidativo.
Semillas de chía
Estas semillas son una fuente excelente de omega-3, fibra y proteínas, a la vez que contienen antioxidantes (fenoles), calcio, potasio y magnesio. Debido a su capacidad para absorber agua y crear una textura gelatinosa, pueden ayudar a prolongar la sensación de saciedad y regular los niveles de azúcar en la sangre, lo que las hace ideales para controlar el peso y mejorar la salud digestiva. Eso sí, se recomienda no exceder las dos cucharadas al día.
Brócoli
Esta verdura crucífera (familia, por tanto, de otras como la coliflor o las coles de Bruselas) es célebre por su alto contenido en vitaminas C y K, fibra, potasio y una amplia variedad de antioxidantes, como el sulforafano. Este compuesto ha demostrado un potente efecto contra el cáncer en estudios de laboratorio, además de ofrecer beneficios antiinflamatorios y de desintoxicación del organismo.
Bayas de goji
Las bayas de goji, también conocidas como cerezas del Tíbet, son ricas en vitamina C, fibra, hierro, vitamina A, zinc y antioxidantes. Estas pequeñas bayas alargadas de color rojo llevan usándose en la medicina tradicional china desde hace siglos para mejorar la vista, combatir el envejecimiento y potenciar el funcionamiento del sistema inmunitario. También son populares por su capacidad para aumentar la energía y el bienestar general.
Quinoa
La quinoa suele catalogarse erróneamente como cereal cuando en realidad es una semilla; por eso, se la denomina pseudocereal, debido a la posibilidad de consumirla como un cereal sin serlo. Entre sus propiedades, destaca como una de las pocas fuentes vegetales de proteína completa, es decir, contiene todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita. Además, es rica en fibra, magnesio, vitaminas del grupo B, hierro, potasio, calcio, fósforo, vitamina E y varios antioxidantes. Por otro lado, resulta de lo más versátil en la cocina y puede usarse como alternativa saludable a los cereales y pastas tradicionales gracias a su bajo índice glucémico.
Estos superalimentos no solo aportan variedad y color a la dieta, sino que también constituyen todo un impulso nutricional que contribuye a mejorar la salud en general y prevenir enfermedades. Con todo, deben consumirse como parte de una dieta equilibrada para maximizar sus beneficios.