La energía es imprescindible en nuestra vida cotidiana y el motor del progreso de las industrias y empresas, así como de los transportes de mercancías y personas. En definitiva, es la que hace posible la sociedad del bienestar. Su uso indiscriminado, por otro lado, produce impactos muy negativos sobre el medioambiente, como la emisión de los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático.
¿Qué es la eficiencia energética?
La eficiencia energética es la capacidad para obtener los mejores resultados en una actividad empleando la menor cantidad posible de recursos energéticos. En otras palabras, se trata de reducir el consumo de energía, pero manteniendo los mismos servicios, protegiendo el medioambiente, asegurando el abastecimiento y fomentando hábitos sostenibles entre la población.
Beneficios de la eficiencia energética
La eficiencia energética tiene una serie de beneficios tanto en el plano económico como ambiental:
- Ahorro de energía: cuando ponemos en marcha estrategias de eficiencia energética, uno de los principales beneficios es el ahorro de energía en todos los sectores. Esto se traduce en una menor dependencia de fuentes de energía fósiles y una reducción de la factura energética.
- Protección del medio ambiente: el ahorro de energía reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. Al fomentar hábitos sostenibles, se consumen menos recursos, lo que contribuye a reducir la huella de carbono, mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación ambiental.
- Mejora del confort y la calidad de vida de los ciudadanos: en el ámbito residencial, introducir mejoras que aumenten la eficiencia energética contribuye a incrementar los niveles de bienestar. Por ejemplo, se consiguen temperaturas más uniformes durante todo el año en las estancias internas; también se reducen los niveles de ruido al poder mantener las ventanas cerradas o al prescindir de los aparatos de aire acondicionado; o se crean ciudades más limpias con carril bici y una buena red de transporte público.
¿Cómo se calcula la eficiencia energética?
La norma ISO 50001 y el International Performance Measurement and Verification Protocol (IPMVP) son algunos de los estándares que se utilizan para calcular la eficiencia energética. Estos sistemas se basan, fundamentalmente, en la eficiencia en el uso de la energía de acuerdo con la productividad. Es decir, la eficiencia energética se calcula mediante una relación entre la cantidad de energía útil producida o utilizada y la cantidad total de energía consumida.
Eficiencia energética = Energía útil / Energía total x 100 %
Por otro lado, en el caso de los edificios o los hogares, se determina midiendo el consumo de energía necesaria para satisfacer anualmente la demanda energética del inmueble en unas condiciones normales de funcionamiento y ocupación, y se expresa de forma cualitativa o cuantitativa mediante indicadores, índices o letras de una escala determinada convencionalmente y que varía de mayor a menor eficiencia.
¿Qué es el certificado energético?
El certificado de eficiencia energética es el que evalúa las particularidades energéticas de un edificio. Las clasificaciones energéticas para los edificios destinados a uso residencial privado (viviendas) se distribuyen en una escala de siete letras, que va desde la A (edificio más eficiente) hasta la G (edificio menos eficiente).
La certificación de eficiencia energética de los edificios en España está regulada por el Real Decreto 390/2021 de 1 de junio. El propósito principal de esta normativa es promover el consumo energético responsable, así como facilitar la valoración y comparación de las propiedades inmobiliarias, fomentar la promoción de aquellas más eficientes y estimular las inversiones en ahorro de energía a través de ayudas a la financiación de reformas.
¿Para qué sirve la etiqueta energética?
La etiqueta energética tiene la misma función que la certificación de eficiencia energética de los edificios, pero, en este caso, se utiliza para señalar el consumo eléctrico de los electrodomésticos, las lámparas y las bombillas. El 1 de marzo de 2021 entró en vigor la obligación de que todos los aparatos eléctricos incorporen en su etiquetado la nueva escala energética establecida por el reglamento europeo 2017/1369. Esta normativa incorpora siete clases de eficiencias, que van de la A (menor consumo y mayor eficiencia) hasta la G (engloba aquellos de mayor consumo y menor eficiencia energética).
La etiqueta energética es una herramienta muy útil para los consumidores, ya que les proporciona información clara y comprensible sobre el consumo de un electrodoméstico. De este modo, pueden comparar dos productos de características similares y decantarse por aquél que les ofrezca una mejor eficiencia energética. Además, en el ámbito empresarial, impulsa la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías que mejoren el rendimiento de los productos y los hagan más competitivos. Esto, en definitiva, contribuye a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el cambio climático.